martes, 1 de octubre de 2019

Pregunta auto-contestada

¿Para qué sirve "este decir/pensar"?

En la pregunta por la utilidad del preguntarse sobre X, parece subyacer una afirmación encubierta. Se presupone que los decires y pensares deben "servir". ¿Qué significaría "servir"? Evidentemente, ser(¿nos?) de alguna utilidad.
Al parecer, para entender bien esto, hay que suponer que el conjunto de cosas que pensamos y hacemos tienen "cierto sentido" que podemos entender o captar (pero no crear), y ese mismo modo de captar nos advierte que algo de lo pensado o dicho no está guardando sentido, el esperado al menos.
Pero, ¿esperado por quien? ¿Para qué?

Para que ese decir no esté guardando el sentido, de algún modo éste (sentido) ya tiene que anticipársele en su existencia. Éste sentido debe ya ser "trozo de mundo" antes de que este nuevo decir o pensar pueda estar fracasando como tal en su pretensión de aportar algún sentido útil. Este no-ser sentido del nuevo decir, tiene que tener un antecedente que guarde su ser-sentido y que permita que podamos predicar de él la falta de sentido.

Entonces, hasta aquí tenemos:
-Al decir o pensar X puede evaluárselo y tratar de hallar su sentido.
-Ese sentido puede o no sernos útil.
-Esto presupone algún sentido anterior que lo preexista y que lo certifique como sentido (útil o no).
-Puede este sentido estar en nuestra mente, o puede repetirlo un tercero. Pero forma parte del sentido común, de este espacio-tiempo. Es decir, no es que simplemente se nos acaba de ocurrir. Lo hallamos en el mundo.
-No importa el contenido específico de ese sentido preexistente. Sólo nos interesa subrayar aquí que ese sentido es el que, con su forma, sin importar su contenido, avala o desecha otros decires y pensares, y se enaltece (o lo enaltecen o lo enaltecemos) a sí como sentido útil.

Ahora bien, este decir o pensar reinante, que antecede, que engloba y brinda sentido, es quien alimenta, da, quita o imposibilita la "razón de poder-ser pregunta" a realizar(nos) a cualquier contenido, entonces; definiría el estatuto o la posibilidad de este pensar (subordinado), su peso (y el peso específico de cualquier otro decir, dentro de la serie liderada por ese sentido preexistente).

Nótese que al preguntar por la razón (de ser) de cierto decir o pensar, y no por la razón (de ser) de (ese) otro (que lo preexiste), suponemos como "ya dado", "ya sabido", "ya consumado" el sentido de aquel decir por el que no nos cuestionamos (y que hace de juez). En ese "ya sabido" se expresa su definición, su "para sí", autonomía, especie de inmutabilidad 'arrojadora' (de sentidos subyugados, a aquél), con la que nada podemos hacer.

Ese decir parece, entonces, bastarse a sí mismo, en tanto que ya definido (por una sociedad o un conjunto de sujetos, por una ley, por un espacio-tiempo). Cuestionarlo sería o bien estar jugando a hablar de lo que "no puede ser de otro modo" (por acción u omisión de un pensar que no piensa -ni se piensa en- lo que debería: la finitud), o bien soñar con cambiar algo que no depende de nosotros (y, por ende, por el 'ser' de este pensar o decir subordinado a aquello que es y no puede ser de otro modo).

Pero, ¿de dónde sale ese decir preexistente? ¿Acaso no es posible repensarlo? ¿Y si ese decir definidor del sentido de los otros decires no tuviera sentido? O, ¿si el sentido fuera absurdo, incompleto, inacabado, indefinido? Ese sentido, ¿se entiende a sí mismo? ¿Se enfoca a sí mismo como "uno de los sentidos posibles" o se presenta como "El Sentido"? Y si esto fuera así, ¿cómo influiría en todos nuestros decires y pensares? ¿Serán realmente nuestros esos decires y pensares, o son consecuencia lógica de aquel gran sentido/paradigma?

Volviendo a la pregunta inicial, ¿podemos realmente decir que nuestro pensar o decir sea útil? ¿Qué pasa si la utilidad está en realidad definida en virtud de que no se cuestione el status quo, la inmutabilidad del paradigma? ¿Y si ese sentido preexistente, encarnado en ciertas personas en cierto espacio tiempo, tuviera además el atrevimiento de ocultar sus fallas y reconducirnos siempre a sus placeres? ¿Y si ese sentido fuera el de la lógica del capital y su reproducción, y nos quisiera siempre seducir olvidando la pregunta por el sentido, olvidando el pensar o decir X, haciéndonos creer que todo otro decir que no lo avale es un sinsentido?

Supóngase entonces, por un momento, que todos nuestros decires y el sentido que puedan tener estuvieran 'condicionados' (determinados, en realidad) por ese gran relato de mundo, a saber: "Yo soy el capital, y el sentido de ser radica en mi auto-reproducción." Todo decir o pensar que no reproduzca el capital, o no contribuya a hacerlo, constituirá un sinsentido para ese gran relato (creador-destructor) de mundo. Y, a su vez, en la medida en que el sentido ya viene delimitado por el propio capital, cualquier pregunta por el sentido de éste resultará absurda. (Nadie preguntaría para qué sirve tanta cantidad de $). La pregunta por el sentido de ese relato de mundo dador de sentido está vedada, o mejor auto-contestada: sirve para lo que diga el mismo capital.
En cambio, el sentido de todo lo demás viene supeditado al lugar que ocupe dentro de la jerarquía presidida por la reproducción del capital. A menos que salgamos de esa determinación que ese paradigma ejerce, y contestemos la pregunta por el sentido de otro modo. ¿Hay otro modo? ¿Puede haberlo? ¿En qué medida será otro, si ese sentido sigue ahí intacto gobernando todos los sentidos y su posibilidad de ser?

Parece que el pensar puede bastarse a sí mismo y esquivar a ese sentido; parece que en el pensar mismo está la ruptura de la serie de sentidos predefinidos. Parece que la pregunta: "¿para qué sirve X?" solo la efectúa ese paradigma, y en ella el "servir" es permitir esa reproducción. ¿Puede el pensar hacerse otras preguntas? O tambien, ¿podrá el pensar devolverle esa pregunta? ¿Se aguijoneará el escorpión?

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